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PESCA | 29-06-2012 00:00

Punteros para el aplauso

Brindaron muy buenos resultados, con grandes portes e importante cantidad de pejerreyes. Muchos piques en una buena jornada de pesca en el río Uruguay.
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A partir del mes de mayo, en Villa Paranacito ya se empieza a percibir la entrada del pejerrey, especie que remonta por el Río de la Plata para adentrarse por los ríos Uruguay y Paraná,llegando en su remonte hasta Concordia y Esquina, un desplazamiento que se repite año tras año. Habíamos salido de la Ciudad de Buenos Aires bien temprano. El pronóstico del clima nos auguraba una jornada soleada, con pocos vientossuaves que cambiarían en el transcurso del día del sudoeste al norte.

En la guardería Los Pinos, el lugar acordado para encontrarnos, nosestaban esperando el guía HéctorDeibe y Leandro Poggi, con quienes compartiríamos este relevamiento.Héctor me comentó la buena pesca que había realizado el día anterior, destacándose algunos pejerreyes que rondaron los 50 cm de largo.

Nos embarcamos y tomamos por el arroyo Martínez. Antes de salir al río Uruguay paramos en lacasa de Héctor para cargar unas viandas y carnada. También aprovechamos para armar los equipos:cañas de entre 4 y 4,30 m de largo, de enchufe y telescópicas, con reels frontales cargados con nailon 0,26/ 0,28 o multifilamento del 0,18/0,20, un poco grueso para evitar enredos por acción del viento.

Río arriba

El río Uruguay se presentada en calma, con una leve brisa que lo cruzaba. La idea era remontarlo hasta más allá de El Mosquito, pescando en el centro del curso y buscandojuntas de agua producidas por verilesque forman contracorrientes donde se acumula el alimento. Cuando nos detuvimos, el viento había desaparecido y el río estabaplanchado, por lo que dejamos la lancha a la deriva para que se moviera por acción de la correntada.

Colocamoslas líneas: boyas de madera balsa modelos 15 y 15A armadas con nailon 0,40, que se distinguen muy bien en la superficie delagua y además se ponen de costado cuando los pejerreyes las toman, desplazándosepor la superficie sin oponer resistencia.

Usamos diferentes colores:blancas y fucsias en los modelos mencionados, y verde limón en el 20/1. En la punta de la línea le agregamos un puntero pasante con anzuelo,que tiene peso y nos permite arrojar la línea. Las brazoladas las armamos con nailon 0,31/0,34, enanzuelos 1, 1/0 y 2/0 de la serie 50060 de Owner, con largos de entre 25 y 40 cm,ubicando la más corta en la boya más alejada. Como la idea era pescargrandes, los primeros encarnes fueron con dos o más mojarras por anzuelo, o combinadas con filetesde dentudo.

También colgamos de la borda el bidón con la ceba, haciendoque apenas goteara. Y lanzamos las líneas lo más lejos posible aprovechando el peso de los punteros. Al no haber viento, el aparejo no se aleja sino que camina acompañando a la embarcación por acción de la correntada. Con la punta de la caña le dábamos movimiento a las boyas y, por consiguiente, a las carnadas, tratando de provocar el pique de lospejerreyes.

Primer ejemplar

Estábamos sobre el canal, en una profundidad de 18 m. La correntada era importante y nosarrastraba aguas abajo. De repente, una de las boyas de Leandro secruzó a 20 m. El pejerrey no arrastraba,sólo jugaba con la carnada. Se la estaba acomodando paratragarla. Y así sucedió, llevando la boya hacia un costado. Un fuerte cañazo y primer ejemplar arriba. Medía 42 cm y se loveía gordo. Los piques eran espaciados. Tomaban la carnada, y a la menor resistencia la soltaban. El frío de lamañana tenía aletargados a los pejerreyes.

Le dimos más juego a las boyas sobre la madre, unos 45 cm desde el rotor al nudo corredizo que está detrás de la boya, para que así nos quedara de trampa ese largo menos el de la boya, siendo generalmente alrededor de 30 cm. Esto nos permite que el pez lleve sin resistencia, tragando la carnada. Y cuando desalínea la boya, prácticamente paramos la caña para clavarlo. Esta modificación dio resultado y los pejerreyes se fueron acumulando. El garete nos llevó hacia el veril del canal. Una leve brisa rizaba el río, era una buena señal ya que oxigenaba el agua y activaba a comer a los pejerreyes. Pasamos a una profundidad de 6 m. Y las boyas acusaban piques, directamente arrastradas por los pejerreyes, que estaban en pequeños cardúmenes y tomaban entre 30 y 35 cm de profundidad. Leandro tenía más piques. Pescaba con boyas blancas, línea con trampa y puntero pasante. Y encarnaba diferente: pinchaba la mojarra de la cola, y sus movimientos le conferían un atractivo especial para los pejerreyes.

Agua más limpia

Seguimos probando sobre el veril del canal. Alternábamos momentos de mucho pique con otros totalmente nulos. Héctor decidió cambiar de lugar. Remontó el río buscando un sector no tan profundo y con agua más limpia. El viento había rotado del sudoeste. Encarnamos todos los anzuelos y nos aprestamos a arrojar las líneas hacia el agua más clara.

El garete era bueno, ya con ayuda del ancla de capa que nos mantenía perfectamente sobre la franja de agua sucia a limpia. Y las respuestas de los pejerreyes fueron continuas. Acortamos las brazoladas ya que tomaban a 25 cm, sobre todo la de los punteros dado que trabajan más sueltos que las boyas de la línea, que generalmente viene en tensión y tironeando. En un rato, entre todos pescamos unos 30, de entre 30 y 40 cm.

Pero nos faltaba alguno más grande. Para poder tentarlos, variamos el encarne, colocando más de una mojarra. Además, cambiamos la profundidad de algunas de las brazoladas, dándole a la del puntero entre 15 y 20 cm. El viento ya no soplaba y estábamos en una profundidad de 2 m. Los pejerreyes iban al bulto de las carnadas y el tamaño había mejorado. Tomaban girando alrededor de la boya, y en más de un caso con su cola fuera del agua.

Era el momento de recoger el nailon suelto del reel y parar la caña clavando con fuerza. Los pejerreyes eran buenos, nadaban hacia el costado tratando de profundizar, pero la acción de la caña los cansaba y con el reel los acercábamos a la embarcación. Habíamos realizado una muy buena pesca. Buscando veriles y cambios de agua, Villa Paranacito nos regalaba una pesca atractiva.

Nota publicada en la edición 478 de Weekend, julio de 2012. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Jorge Araneo

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